Eliseo era un hombre de Dios  excepcional. Su talla espiritual era muy alta. No solo por los milagros que hizo, sino porque era un hombre poderoso en la oración, como se pone de relieve en este pasaje. En consecuencia era un profeta respetado, tanto por el rey Joram, como por los enemigos de Israel.

1. La situación (vv.8-13)

Este relato narra las escaramuzas que se dieron en tiempos de Joram rey de Israel y Ben-hadad rey de Siria. Este maniobraba con sus bandas armadas para atacar a Israel, pero Eliseo  advertía al rey para que tomara precauciones y  supiera lo que pretendían  los sirios. El rey sirio estaba desconcertado, y reunió a sus ministros en consejo porque pensaba que tenía un espía en sus filas que informaba a Israel. El responsable era Eliseo, al que los sirios conocían por la curación de Naamán. ¡Un profeta de Dios desbaratando los planes de los enemigos del pueblo!

2. La orden de capturar a Eliseo (vv.14-18)

El rey sirio mandó averiguar dónde estaba Eliseo para  capturarlo y le informaron que estaba en Dotán, un lugar en la frontera entre las tribus de Manasés e Isacar, a unos 22 km. al norte de Siquem.

1. Rodeado por el enemigo (vv.14-16). Ben-hadad envió un destacamento grande para apresar a un solo hombre, por la trascendencia ministerial del profeta. El criado de Eliseo se asustó al ver la ciudad rodeada. Pero Eliseo le calmó con una frase que expresa que las cosas se pueden ver de otra manera: una como Guiezi, que no vio más allá de su vista física, o  con los ojos de la fe como Eliseo, pues son más los que están con nosotros que los que están con ellos. Nosotros con Dios somos mayoría. Nos suele  ocurrir como a Guiezi, que ante un problema grande nos asustamos y no sabemos lo que hemos de hacer, porque no miramos con los ojos de la fe y ver a Dios que está a nuestro lado para socorrernos. 
2. Las dos oraciones de Eliseo (v.17-18). Intercedió por Guiezi para que Dios le abriera los ojos de la fe y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y carros de fuego alrededor del profeta. Se trataba de las huestes celestiales para impedir que capturaran a Eliseo. La oración es el medio para ver a las huestes celestiales dispuestas a nuestro favor. Luego pidió que Dios castigara a los sirios con ceguera y el Señor respondió a su oración.


3. La captura de la banda de sirios (vv.19-23)

Aquí tenemos una paradoja: aquellos que deseaban capturar al profeta, finalmente serían ellos los capturados por este, y todo esto sin que hubiera lucha por medio.

1. Llevada a cabo por Eliseo (vv.19-20). Eliseo se dirigió a los sirios y se ofreció como guía de aquel destacamento, engañándoles con una mentira para conducirlos hasta Samaria. En la vida de Eliseo también hay sombras, porque un siervo de Dios no debe mentir aunque sea para salvar su vida.  Oró nuevamente para que recuperaran la vista y entonces se dieron cuenta que habían caído en una trampa, pues estaban dentro de Samaria.
2. La victoria del bien sobre el mal (vv.21-23). Cuando Joram vio a los enemigos en sus manos, lo primero que le vino a la mente fue matarlos, pero antes consulta al profeta. Este, en un rasgo luminoso tuvo compasión de sus enemigos y anticipó la ética del NT (Ro. 12:21). El rey no los había capturado, sino Dios dejándolos ciegos temporalmente. Por tanto, era mejor servirles comida y agua y dejarlos marchar. (Ilustración ejemplo de Simon Pierre).

Conclusión. El resultado fue que las bandas de sirios no volvieron a invadir el territorio, aunque más adelante el ejército sirio rodeó Samaria para tomarla.