El viejo profeta de Bet-el
Pedro Puigvert
En la exposición anterior sobre el varón de Dios, siguiendo con la serie de mensajes sobre los profetas no escritores, expusimos que después de su ministerio de denuncia de la idolatría en Bet-el, aquel profeta regresó a su casa por otro camino como Yahweh le había ordenado. Y es ahí donde entra en acción otro profeta, del que tampoco sabemos el nombre, el cual recibe la información de lo ocurrido por sus hijos.
Conclusión. A pesar de todos estos acontecimientos, el rey Jeroboam continuó fomentando la idolatría en el reino del norte, cuyo resultado fue que la dinastía iniciada en él se terminara tras la muerte de su tercer descendiente, o sea, no llegó a la cuarta generación. Los juicios de Dios son inapelables y aunque en principio parece que no va a pasar nada, finalmente se pagan las consecuencias. No nos dejemos mover fácilmente de nuestras convicciones bíblicas y examinemos siempre el mensaje de los que npredican aceptando todo aquello que está en conformidad con la Palabra de Dios y rechazando lo que es espurio, aunque lo diga un profeta viejo. (Gá. 1:8).
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