Estudios bíblicos

Los profetas no literarios

Jahaziel, un profeta ocasional

Pedro Puigvert

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Jahaziel

2 Crónicas 20:1-17

Este profeta es mencionado una sola vez en toda la Biblia, del cual solo sabemos que intervino con un único  mensaje en la oportunidad que nos relata el texto leído y que era un levita del coro. Aparte de estas circunstancias, su mensaje tiene también un aspecto que le distingue de los demás profetas, porque es la respuesta de la oración a Dios elevada por otra persona, en este caso el rey Josafat.

  1. La época y ocasión en que profetizó Jahaziel (vv.1-2)
    1. La época. Jahaziel desempeñó su ministerio durante el reinado de Josafat. Este era hijo de Asá que  ascendió al trono de Judá en el cuarto año de Acab, rey de Israel. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén veinticinco años. El nombre de su madre era Azuba hija de Silhí. Siempre siguió el buen ejemplo de su padre Asá, y nunca se desvió de él, sino que hizo lo que agrada al Señor. Sin embargo, no se quitaron los santuarios paganos, de modo que el pueblo siguió ofreciendo allí sacrificios e incienso quemado.  Estuvo en paz con el rey de Israel (cf. 2 Cr. 20:1; 31-37).
    2. La ocasión. El reino de Judá fue invadido por una coalición de tres ejércitos formados por tropas de Moab, Amón y Edom (vv. 1,10)  procedentes del otro lado del mar y de Siria, las cuales ya estaban en En-gadi, en la costa oeste del mar Muerto cuando avisaron al rey. La situación era ciertamente grave.
  2. La reacción del rey (vv.3-13)
    1. Consultar a Yahweh (vv. 3, 4, 13). Cuando Josafat se enteró que un poderoso ejército estaba invadiendo el territorio de Judá, tuvo temor, porque no podía hacer frente a aquellas tropas, pero buscó al mejor aliado: Yahweh. Inmediatamente convocó a todo el pueblo a un ayuno, reuniéndose en Jerusalén para orar. Hombres, mujeres y niños se pusieron en pie para pedir la ayuda divina. Unidos en oración podría ser el lema de las iglesias en el día de hoy en que formidables enemigos están en pie de guerra contra ellas.
    2. La oración del rey (vv.5-13). Veamos los aspectos sobresalientes de esta oración de la que también podemos aprender. Empieza por reconocer la soberanía y el poder de Dios; sigue con el recuerdo de la salvación de Israel realizada por Yahweh y como la presencia del Señor en medio de su pueblo y la promesa de salvación en caso de diversos peligros reclama ahora en petición de liberación de los enemigos que querían apoderarse de la tierra que Yahweh les había dado y le pertenecía a él.
  3. La respuesta divina por medio de Jahaziel (vv.14-17)
  4. Cuando el rey terminó de orar, el Espíritu de Dios vino sobre el profeta Jahaziel, el cual les dio la respuesta en medio de la reunión. Allí se habían reunido miles de personas, pero el Espíritu eligió a este profeta para transmitir la respuesta divina. ¡Qué privilegio y responsabilidad! Reciben el aliento que necesitaban después de haber orado y cómo Dios asumía el compromiso de luchar, mostrando así que la tierra era suya. Les dio también unas cuantas instrucciones que debían seguir si querían conservar la tierra en usufructo. La obra de Dios es suya y nosotros debemos luchar en oración, pero será Dios el que dé la victoria. Ellos debían estar quietos y ver cómo Dios los salvaba, en este caso sin hacer nada. 
  Conclusión. Esta historia y el ministerio ocasional  de un  profeta nos enseñan que cuando tenemos un problema grave debemos acudir a Dios en oración y descansar en él. Es toda la iglesia la que debe participar en la oración. Dios es soberano y él designa por su Espíritu a los que hablan en su nombre, aunque sea en una sola ocasión y da la victoria.


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