Estos son los únicos pasajes en que se menciona a este profeta y siempre tomando como referencia a su padre Hanani,  más importante y conocido que él y de ahí que se le identifique de este modo. No debe confundirse al profeta Jehú con el rey del mismo nombre, que fue el décimo de Israel y reinó en Samaria 28 años. Este profeta tuvo además un ministerio peculiar, puesto que fue llamado por Dios para que profetizara a los reyes de Israel y Judá,  que no era habitual. Asimismo, que un padre y un hijo ejercieran de profetas,  tampoco era frecuente.

1. La época en que profetizó Jehú

El ministerio de Jehú tuvo lugar en los reinados de Basá hijo de Ahías que ascendió al trono en el tercer año del rey Asá de Judá y reinó durante 24 años en Tirsa, ciudad de la zona montañosa de Samaria que fue la capital del reino del norte desde que Jeroboam I se trasladó allí. También los siguientes reyes después de Basá (1 R. 15:33). Ya nos referimos a él cuando expusimos el ministerio de Hanani,  el cual intervino en el conflicto entre los dos reyes. Jehú ejerció su ministerio cuando reinaba en Judá  Josafat, sucesor de Asá.

2. Su ministerio profético en Israel (1 R. 16:1-7)

2.1. Su llamamiento (v. 1). De la misma manera que Dios llamaba a los profetas escritores, así también hizo con Jehú, dirigiéndole su palabra para darle un mensaje que debía trasladar al rey Basá.

2.2. El mensaje contra Basá (vv.2-4). Tenía que anunciar un mensaje condenatorio como denota la preposición "contra". No fue una simple reprensión, sino que comportaba un castigo que afectó tanto al rey como a su familia. Dios le había  puesto como rey de Israel y al principio de su reinado obedeció el mensaje del profeta  Ahías, de que debía ser el ejecutor del juicio divino sobre la casa de Jeroboam I, pero después de esto había seguido por los mismos caminos de los reyes que le habían precedido y esta era la causa por la que Dios le anunciaba por boca de Jehú que iba a sufrir la misma pena que él había infligido a la casa de su predecesor. No solamente había provocado la ira de Dios siguiendo el mal ejemplo de Jeroboam, sino que hizo pecar al pueblo que continuaba con la  idolatría promovida por aquel. Esto sucedió al principio del ministerio de Jehú, porque el contacto de este con Josafat sucedió treinta años más tarde. El ejemplo, bueno o malo siempre tiene consecuencias de un modo u otro.

2.3El terrible fin de Basá (vv.5-7). Dios iba a aniquilar a aquella dinastía, pues su hijo y sucesor reinaría solo dos años y sería exterminado, y también el resto de la familia debido a todas las ofensas que habían cometido.

3. Su ministerio profético en Judá (2 Cr. 19:1-3)
Aquí se le llama vidente, como a su padre, lo que implica que también recibía mensajes directos de Dios y denota su alta condición espiritual.

3.1. Dio un mensaje de reprensión a Josafat (vv. 1-2). En ambos casos, manifiesta su valentía para enfrentarse a aquellos reyes. El rey había prestado ayuda al impío Acab, rey de Israel, con el que se había aliado y eso  desagradó a Dios,  echándole en cara lo que había hecho con un enemigo de Yahweh.

3.2. Dio un mensaje de reconocimiento a la labor de Josafat (v. 3). También vio que había hecho cosas buenas como quitar la idolatría y buscar a Dios.

4. Su ministerio literario (2 Cr. 20:34)                       

Jehú fue un profeta que poseía una capacidad literaria como historiador, por lo que su ministerio tuvo que extenderse durante muchos años.

Conclusión. La madurez espiritual, la valentía y la fidelidad a Dios de Jehú, son un ejemplo para nosotros. Dios llama y forma a sus siervos en cada momento histórico.