Estudios bíblicos

Los profetas no literarios

Milagros en tiempos de crisis

Pedro Puigvert

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Eliseo

2 Reyes 4:38-44

Después de la resucitación del hijo de la sunamita, Eliseo volvió a Gilgal, donde había una escuela de profetas bastante numerosa. Gilgal era una localidad con fuertes resonancias  históricas, situado al este de Jericó, donde Dios ordenó a Josué que circuncidara a los varones que habían nacido en el desierto. También fue la base de operaciones después de cruzar el Jordán para emprender la conquista. Cuando Eliseo llega se encuentra que había una gran hambre y que probablemente es la misma que él anunció a la sunamita en 8:1-6. Como responsable de la escuela, tenía que  dar de comer a cien hombres y  ordena a su criado que prepare una olla grande para hacer un potaje (v.38).

  1. El milagro sobre la comida envenenada (vv.39-41)
  2. No parece que los estudiantes dispusieran de suministros para cocinar un potaje y por eso fue necesario ir al campo a buscarlos.

    1. La búsqueda de víveres (v.39). Uno de los hijos de los profetas, se fue al campo a buscar algunas hierbas para echar en la olla. Lo que encontró fue una parra silvestre y de ella arrancó su fruto, unas calabazas que ignoraba si eran comestibles, pero parece que el hambre pudo más que la precaución, ya que eran venenosas como las setas que no conocemos si son aptas para el consumo. En el plano espiritual, es peligroso alimentarse de doctrinas novedosas que desconocemos, ya que pueden envenenar nuestro espíritu. También lo podemos aplicar a las iglesias que hacen un potaje con la palabra de Dios añadiendo pensamientos de hombres que pueden perjudicar nuestra salud espiritual. Así que, andemos con cuidado y no nos dejemos llevar por los sentidos, aunque tengamos hambre por probar cosas nuevas.
    2. La intervención de Eliseo(vv.40-41). En cuanto se sirvió la comida y la probaron se dieron cuenta que estaba envenenada. De ahí su grito para que Eliseo actuara. También los siervos de Dios debemos intervenir cuando se administra la palabra de manera envenenada para preservar a los hermanos de la muerte espiritual de las falsas enseñanzas. La harina que echó Eliseo no era un talismán mágico, sino que usó un medio para que Dios obrara el milagro y todos pudieran comer. Nosotros también tenemos recursos para evitar que el pueblo de Dios se envenene con doctrinas falsas.

  3. El milagro de la multiplicación de los panes (vv.42-44)
  4. Estamos en el mismo contexto de la hambruna que se padeció en Israel. Un hombre que procedía de Baal-salisa, una localidad de la tierra de Efraín, vino a Gilgal para donar 20 panes de cebada y grano nuevo que resultaron insuficientes para una comunidad de cien hombres.

    1. Los panes de primicias (v.42). Las primicias de todos los frutos eran entregadas a los sacerdotes en el templo (Neh. 10:35-37), pero aquí vemos que un hombre había hecho pan con la cebada de las primicias y lo entrega a una comunidad de profetas.
    2. La multiplicación de los panes(43-44). Eliseo ordena a su criado que los dé a la gente, pero el criado replica que no llega para todos. El profeta insiste porque tiene la confirmación de Yahweh que no solo comerán, sino que  sobrará. No parece que Eliseo hiciera nada especial pues directamente se  ponen a comer y alcanza para todos. Jesús hizo el mismo milagro en dos ocasiones, aunque con dos panes dio de comer a más gente y primero bendijo y dio gracias, cosas que no vemos aquí.

Conclusión. Dos episodios en tiempos de crisis, uno pudo ser fatal y el otro una bendición. En ambos casos intervino Dios de manera misericordiosa.


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