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[Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.] Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, |
2 |
Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. |
3 |
Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. |
4 |
Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. |
5 |
Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, |
6 |
Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. |
7 |
Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. |
8 |
Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido. |
9 |
Pero los que para destrucción buscaron mi alma Caerán en los sitios bajos de la tierra. |
10 |
Los destruirán a filo de espada; Serán porción de los chacales. |
11 |
Pero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que jura por él; Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada. |