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[Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré.] Oíd esto, pueblos todos; Escuchad, habitantes todos del mundo, |
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Así los plebeyos como los nobles, El rico y el pobre juntamente. |
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Mi boca hablará sabiduría, Y el pensamiento de mi corazón inteligencia. |
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Inclinaré al proverbio mi oído; Declararé con el arpa mi enigma. |
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¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare? |
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Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, |
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Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate |
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(Porque la redención de su vida es de gran precio, Y no se logrará jamás), |
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Para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción. |
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Pues verá que aun los sabios mueren; Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio, Y dejan a otros sus riquezas. |
11 |
Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación; Dan sus nombres a sus tierras. |
12 |
Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las bestias que perecen. |
13 |
Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah |
14 |
Como a rebaños que son conducidos al Seol, La muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada. |
15 |
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah |
16 |
No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa; |
17 |
Porque cuando muera no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria. |
18 |
Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, Y sea loado cuando prospere, |
19 |
Entrará en la generación de sus padres, Y nunca más verá la luz. |
20 |
El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que perecen. |