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Por eso también se estremece mi corazón, Y salta de su lugar. |
2 |
Oíd atentamente el estrépito de su voz, Y el sonido que sale de su boca. |
3 |
Debajo de todos los cielos lo dirige, Y su luz hasta los fines de la tierra. |
4 |
Después de ella brama el sonido, Truena él con voz majestuosa; Y aunque sea oída su voz, no los detiene. |
5 |
Truena Dios maravillosamente con su voz; Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. |
6 |
Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales. |
7 |
Así hace retirarse a todo hombre, Para que los hombres todos reconozcan su obra. |
8 |
Las bestias entran en su escondrijo, Y se están en sus moradas. |
9 |
Del sur viene el torbellino, Y el frío de los vientos del norte. |
10 |
Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas se congelan. |
11 |
Regando también llega a disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla. |
12 |
Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la faz del mundo, En la tierra, lo que él les mande. |
13 |
Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir. |
14 |
Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios. |
15 |
¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto, Y hace resplandecer la luz de su nube? |
16 |
¿Has conocido tú las diferencias de las nubes, Las maravillas del Perfecto en sabiduría? |
17 |
¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando él sosiega la tierra con el viento del sur? |
18 |
¿Extendiste tú con él los cielos, Firmes como un espejo fundido? |
19 |
Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas. |
20 |
¿Será preciso contarle cuando yo hablare? Por más que el hombre razone, quedará como abismado. |
21 |
Mas ahora ya no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, Luego que pasa el viento y los limpia, |
22 |
Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible. |
23 |
Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá. |
24 |
Lo temerán por tanto los hombres; Él no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio. |