La libertad cristiana

La Asamblea de Jerusalén

Pedro Puigvert

 

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Lectura Gálatas 2:1-10
Gál 2:1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.
Gál 2:2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.
Gál 2:3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;
Gál 2:4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud,
Gál 2:5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
Gál 2:6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.
Gál 2:7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión
Gál 2:8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles),
Gál 2:9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.
Gál 2:10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

Empieza el capítulo con el tercer "después" (1:18,21) que sugiere que Pablo no omite ninguna información y de manera más concreta que no se olvida de ninguna visita a Jerusalén para relacionarse con los líderes. La asamblea que está a punto de describir es el primer encuentro con los dirigentes después de los quince días que permaneció con Pedro y entre ambas fechas habían transcurrido catorce años de ministerio en Siria/Cilicia, probablemente en Antioquía. Esta visita la hizo acompañado de Bernabé y Tito, sus colaboradores. El primero había sido su valedor cuando fue a Jerusalén la primera vez y el que le recogió en Tarso para llevárselo a Antioquía. Tito era un gentil convertido que había manifestado cualidades y lo llevaron consigo para que adquiriera experiencia en tratar problemas que le serviría en el futuro para solventar conflictos en Corinto y Creta. El marco histórico donde debemos insertar estos versículos es Hch. 15, cuando se celebró la asamblea de Jerusalén para solventar el problema judaizante, en el que estaba en juego la misma naturaleza del evangelio, situación que ahora se reproducía en Galacia.

  1. Los preparativos para la asamblea (vv. 2-3)
    No tenemos ninguna referencia sobre esta revelación del v. 2, pero se supone que se trata de una convicción personal sugerida en algún momento de comunión con Dios. Su objetivo era que antes de iniciarse la asamblea, los que tenían cierta reputación, literalmente "los que parecían", es decir, los prominentes, pudieran conocer el contenido del mensaje del evangelio que él presentaba a los gentiles. La misma expresión "reputación de ser algo" se repite en el v. 6 y también en el v. 9 "los que parecían columnas", a los que identifica como Santiago, anciano de la iglesia de Jerusalén y el que presidió la asamblea y Pedro y Juan apóstoles.

    En esta época convivían en la misma iglesia apóstoles y ancianos. Como a la muerte de los apóstoles no hay sucesión, los ancianos fueron los dirigentes que asumieron el gobierno de las iglesias locales. La expresión "el evangelio que predico" sugiere que todavía lo estaba predicando cuando escribió esta carta. A la luz del v. 7 podríamos pensar que les ofreció un informe de su ministerio evangelístico hasta aquel momento que luego repitieron a la asamblea (Hch. 15:12). Los líderes de Jerusalén verían que esencialmente era el mismo evangelio que ellos predicaban a los judíos, aunque evidentemente el énfasis en no circuncidarse no era necesario entre los judíos porque ya lo estaban. Su informe resultó tan convincente y verdadero que en un ambiente judaizante como aquel ni siquiera Tito fue obligado a circuncidarse (v. 3).

    La frase "no correr o haber corrido en vano" está tomada del lenguaje atlético y se refiere a que si faltara el reconocimiento de los líderes de Jerusalén sobre la autenticidad del evangelio que predicaba, su servicio apostólico habría sido y seguiría siendo inútil y estéril. La esencia del evangelio no la iba a cambiar ninguna autoridad humana, ni siquiera los que eran apóstoles porque es inalterable, pero su misión no podría realizarla de forma efectiva sin la colaboración de los apóstoles. Había el peligro de que se produjera una división entre la misión a los gentiles y la iglesia madre de Jerusalén. Apreciamos la manera tan delicada de presentar una cuestión entre líderes para evitar que se generalizara un conflicto eclesial de fatales consecuencias. Tomemos ejemplo.

  2. El problema judaizante (w. 4-5)
    El apóstol se refiere a ellos como "pseudo-hermanos", es decir, personas que pasaban por ser cristianas, pero que en realidad no lo eran. Sin duda la referencia es para que se la apliquen los gálatas por haberse dejado engañar por ellos. Pablo no los considera auténticos creyentes, para él son falsificadores para quienes la verdadera libertad del evangelio no significa nada. Su objetivo es traer a los creyentes y a los predicadores y conversos de la misión gentil a la esclavitud, lo que en el contexto de la carta significa "bajo la ley". No importa quienes fueran, su apariencia y sus intenciones eran las mismas que las de aquellos que ahora trataban de imponer el yugo de la ley sobre las iglesias de Galacia. El mismo verbo "introducidos" se encuentra también en 2 P. 2:1 para referirse a los falsos maestros que introducirán herejías destructoras.

    Considera que el espionaje de los falsos hermanos no tiene buenas intenciones porque esperan acabar con la libertad que los cristianos tenemos en Cristo, una libertad que surge del evangelio por gracia, en que un creyente gentil puede relacionarse con creyentes judíos y compartir la mesa sin restricciones alimenticias. Los falsos hermanos enseñaban que los gentiles no podían salvarse si no se circuncidaban (Hch. 15:1). Esta doctrina se perpetuó en los ebionitas. Sin embargo, el apóstol y sus colaboradores se mantuvieron firmes, porque de otro modo la verdad o integridad del evangelio se habría visto comprometida.

    El verdadero evangelio anuncia que la justificación y la recepción del Espíritu son dones de la gracia de Dios, concedidos a todos los que creen en Jesús, tanto judíos como gentiles. De haber cedido en esto ante quienes exigían la circuncisión de los creyentes gentiles se habría eliminado el carácter de ese evangelio libre de la ley y esto es lo que quería también para los gálatas. Podemos observar lo trascendente que es mantenerse firme en la predicación de este único evangelio frente a las distorsiones que se han hecho de él y se están haciendo, porque en la actualidad también hay judaizantes que pervierten la libertad que tenemos en Cristo y se introducen en nuestras iglesias para hacer proselitismo.

  3. El acuerdo de la asamblea (vv. 6-10)
    Pablo reanuda el hilo principal de su narración que había dejado al final del v. 2 en relación con aquellos que gozaban de reputación en Jerusalén a los que había presentado el evangelio que predicaba y ellos no le habían dado ningún complemento que le otorgara más autoridad de la que tenía al predicarlo. Cuando abre paréntesis "lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa" posiblemente está pensando en su conexión con Jesús, pues dos eran apóstoles y el tercero era el hermanastro del Señor, pero no le concedieron ninguna autoridad superior a la que ya tenía, porque él la había recibido directamente del Cristo glorificado. Por el contrario, lo que hicieron fue reconocer que se le había confiado el evangelio a los gentiles como a Pedro a los judíos, subrayando así el paralelismo entre ambas misiones, que tiene el respaldo tanto de los hombres reputados como de Pablo mismo (v. 8), pues habían sido asistidas por el poder de Dios mediante señales, como testifican, los primeros 14 capítulos de Hechos.

    Todo esto debía tomarlo en consideración los alborotadores de las iglesias de Galacia y creer en el mismo evangelio que Pedro y Pablo compartían. Antes de celebrarse la sesión pública de la asamblea, los líderes llegaron a un acuerdo, sellado por un apretón de su mano derecha que también incluye a Bernabé, que sería ratificado por el concilio. Notemos que los nombres de los que eran pilares están en el mismo orden que sus escritos en el canon del NT, con la primacía de Santiago y no de Pedro. Sin embargo, no podemos pensar que la distribución de los campos de misión implicara limitaciones de unos y otros. Los pilares no les impusieron nada, solamente les rogaron que siguieran acordándose de los pobres.

Conclusión. Este pasaje pone de relieve la importancia de guardar la doctrina en la iglesia y que cuando surgen conflictos doctrinales deben resolverse en un espíritu fraternal.


 


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