Sermones sobre La Iglesia, la nueva sociedad de Dios

La lucha espiritual

Pedro Puigvert

 

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Lectura Efesios 6:10-20
Efe 6:10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Efe 6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Efe 6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Efe 6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efe 6:14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
Efe 6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Efe 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Efe 6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Efe 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
Efe 6:19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
Efe 6:20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

El apóstol pasa de manera abrupta de tratar la conducta del cristiano en el marco de la Iglesia, la nueva comunidad del Reino de Dios,  para ofrecer un cuadro magnífico sobre la lucha espiritual. Este es un tema que está de plena actualidad en algunos lugares aunque le dan el nombre bélico de guerra, pero el texto se refiere a una lucha cuerpo a cuerpo en sentido figurado para indicar el conflicto espiritual. Desde hace unos cuantos años asistimos a un bombardeo sistemático a base de libros, casetes, conferencias, informes, etc. sobre la guerra espiritual y ha tomado un relieve especial en algunos sectores de la Iglesia de carácter independiente y relacionado con las misiones.

Contrariamente a lo que se suele pensar su origen no es pentecostal, sino que surgió en los años 80 en conexión con el Seminario Fuller y en lo que se conoce como "la tercera ola" entroncado con lo que en América latina llaman el "iglecrecimiento" de grupos homogéneos. Pero vamos a dejar de lado estas prácticas y a centrarnos en nuestro texto que es lo importante.

  1. El conflicto espiritual es una lucha defensiva (vv.10-12)
    La idea que subyace en estos textos es que el creyente participa de la victoria de Cristo que ganó en la cruz y está sentado en lugares celestiales con él, por tanto su lucha no es para conquistar ningún territorio ni para destruir a las fuerzas de las tinieblas, porque ya se ha apropiado por la fe de la victoria y los beneficios de la misma conseguidos por el Señor, sino que debe mantenerse firme a la defensiva en la lucha contra las artimañas, astucias o engaños del diablo y sus huestes.
  2. Esto es así porque el mismo texto lo indica con las expresiones "dejaos fortalecer" que implica vaciarse de recursos propios, tomando el camino de la obediencia; "estar firmes" que se repite dos veces más y "podáis resistir", sin que se inste a avanzar en este contexto porque el objetivo es mantenerse firme en la victoria que ya tenemos. Como veremos más adelante, los elementos de la armadura son también defensivos y no ofensivos. Sin embargo, no podemos menospreciar la fuerza del enemigo ni dormirnos porque tenemos la victoria en Cristo, por el contrario, en la lucha deberemos emplearnos a fondo y de ahí que necesitemos toda la protección posible.

  3. El conflicto espiritual  es una lucha con recursos dados por Dios (vv.13-17)
    Porque en primer lugar debemos recibir toda la armadura de Dios y no luchar con nuestros propios recursos que son impotentes. El apropiarnos de la armadura debe hacerse antes de llegar el día malo, es decir, el tiempo de especial peligro o crisis, lo que indica la necesidad de preparación para la lucha y mantenerse firmes hasta el fin.

    1. Ceñidos los lomos con la verdad (14).
      Esta frase se refiere a la sinceridad e integridad del creyente. Cuando en nuestra conducta hay móviles engañosos o doblez de ánimo, constituyen una brecha importante para que el enemigo pueda introducirse e infligirnos una derrota espiritual y él conoce nuestros puntos débiles. Por eso es importante que resplandezca siempre la verdad en las relaciones entre creyentes y con el mundo. (Anécdota del vecino que me preguntó si podíamos engañar).

    2. Vestidos con la coraza de justicia (14).
      Esta coraza se colocaba encima de la tela de que estaba ceñido el soldado y servía para protegerle el pecho y abdomen de las posibles heridas y está tomado de Is. 59:17.Se trata de la rectitud de carácter, no de la justificación por la fe o justicia imputada, sino a la práctica de la justicia, es decir, de una  vida recta que agrada a Dios o justicia moral, la fidelidad a la ley de Dios.

    3. Calzados los pies con el apresto del evangelio (15).
      Los editores de nuestra versión han puesto el paralelo en Is. 52:7 siguiendo la interpretación de algunos como "presteza para llevar a otros el evangelio", pero el sentido obvio de acuerdo con el contexto no es éste, sino que se relaciona con estar firmes. Por tanto, se refiere al evangelio para nosotros mismos que debe ser un apresto (un preparado para dar consistencia, como el almidón) conveniente para que nuestros pies se mantengan firmes, es decir que estemos plenamente seguros del evangelio de la paz en que hemos creído y no seamos movidos fácilmente de nuestras convicciones, como los gálatas por ejemplo.

    4. El escudo de la fe (16).
      Este escudo no era el pequeño que se ponía en el antebrazo para avanzar en la lucha, sino el escudo grande que cubría prácticamente todo el cuerpo y detrás del cual se parapetaba el soldado para defenderse de los dardos de fuego que le enviaban los enemigos. El escudo es la fe total en Dios, tanto la objetiva (la doctrina apostólica) como la subjetiva (la confianza del creyente en Dios). La una nos lleva a la otra y si dejamos resquicios los ataques del diablo harán mella en nosotros.

    5. El yelmo de la salvación (17)
      El yelmo asegura la protección de la cabeza y, por tanto, indica la seguridad de la salvación final. La idea es la de la seguridad que nos presta la salvación que ya hemos recibido y que un día será completa cuando venga el
      Señor. Si se carece de esta seguridad, el creyente estará muy ocupado y preocupado por su posición y no atenderá las órdenes de su Señor para luchar.

    6. La espada del Espíritu (17). El término espada en el original es el machete corto, defensivo, no la larga espada de dos filos de Ap. 1:16; esta espada que el Espíritu ha puesto en nuestras manos, es la palabra de Dios. Aquí no se trata de la totalidad de las Escrituras, sino de aquella parte apropiada para cada ocasión y que usaremos de la misma manera que hizo el Señor cuando venció las tentaciones del diablo.

  4. Es una lucha en oración (18-20)
    La oración se presenta aquí como el acompañante necesario y obligado tanto de la apropiación de la armadura como de su uso en la lucha. Si seguimos la metáfora general del pasaje en su dimensión militar, nos damos cuenta de la importancia de mantener las líneas de comunicación abiertas con el Jefe supremo y con los demás contendientes. Las características principales de la oración aquí son:

    1. La perseverancia (18).
      Hacer una actividad una vez no nos cuesta mucho, perseverar en algo ya es más difícil. Para mantenernos firmes en la lucha tenemos que ser perseverantes en la oración en todo tiempo. Esto no quiere decir que debemos estar orando las 24 horas del día, porque no usa palabra kronos, sino kairós que significa oportunidad u ocasión, es decir, siempre que se requiera.

    2. La intercesión (18-19).
    3. Concretamente el apóstol pide que se ore por todos los santos que están involucrados en la lucha y por él para predicar el evangelio, en este caso, pues, por todos los que se dedican a proclamar el evangelio como embajadores.

    4. La vigilancia (18). El término velando es un eco de las palabras del Señor de velar, asociado a la oración para discernir como actuar en cada momento. Muchas batallas en la historia se han perdido por estar los centinelas descuidados.

Conclusión. La lucha espiritual defensiva requiere que tomemos toda la armadura de Dios para poder mantenernos firmes en la victoria que Cristo ganó por nosotros.

   


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